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Foto del escritorEva Martín

Agresores sexuales encubiertos en las universidades

Eva Martín, 03/02/2021


Lo que está sucediendo en la Universitat Jaume I de Castelló, por desgracia, no es un caso aislado. El acoso sexual en las universidades es algo que sucede en todo el mundo y que todas juntas debemos erradicar. Un articulo del movimiento global Amnistía Internacional, que trata de poner fin a los abusos humanos, indicó algo totalmente cierto «las jóvenes no denuncian el acoso sexual, ya que la mayoría no identifica que es víctima de dicha forma de violencia». Además, por otra parte, gran parte de las víctimas consideran que denunciar esta agresión podría empeorar su situación porque las universidades tienden a proteger a sus académicos, como es el caso de la UJI que vamos a tratar en este artículo.


El pasado 25 de enero, la cuenta de Instagram, @subversives.castello, publicó un post mostrando una exposición de sucesos de violencia machista en la UJI con el objetivo de visibilizar el acoso que han sufrido, y siguen sufriendo, muchas alumnas. En esta publicación se podían ver diferentes post-its en los que se daba voz a todas esas mujeres víctimas de violencia machista por parte de profesores y, además, se señalaba a la universidad como cómplice, ya que no se ha dado ninguna, o casi ninguna, respuesta a estas agresiones. Como indica el post en su descripción, la exposición ya se hizo un año antes, pero esta fue censurada por parte de la institución con el objetivo de silenciar a las víctimas y proteger a los agresores porque, como ya he señalado anteriormente, las universidades tienden a proteger a los profesores.


Entre estos papeles podíamos encontrar duras declaraciones como: «abusó de mí», «el profesor tiene un tacto diferente cuando va “sexy”», o «el docente me ató las manos en su despacho y me dijo: “eres una nena muy mala”». También se podían ver citas textuales de los docentes como: «las mujeres no conocéis las plantas porque no habéis ido a la montaña nunca» y «te lo explico dos veces que eres mujer».


Uno de los profesores nombrado en estos post-its fue denunciado y llevado a juicio en 2014, ante lo que él se defendió diciendo: «si se hacen declaraciones falsas como es el caso habrá que defenderse (...) es una denuncia que tiene una clara intencionalidad, evitar que la evalúe antes de que, evidentemente, la suspenda». Cabe destacar que este hombre a día de hoy sigue impartiendo clases en la universidad y, la Unitat d’Igualtat i Punt Violeta de la UJI, ante esta situación, declaró que la UJI trataría de proteger a las alumnas y señalaron que «tiene derecho a la reinserción y realizar la docencia porque no se tiene constancia de que se haya vuelto a producir esta situación».


La única respuesta que se ha recibido por parte de la universidad, como bien indica el post de subversives, es que hay que seguir el protocolo de comunicación de agresiones en lugar de realizar «acciones que pueden llegar a ser ilegales». Como ellas señalan, este es un protocolo en el que no se denuncia de forma anónima, un protocolo que, por mucho que lo sigas, la única sanción que impone es que el profesor haga las tutorías con la puerta abierta, un protocolo que no sirve para nada, ya que las alumnas de la UJI seguimos sintiéndonos indefensas y aterrorizadas a la hora de entrar en un despacho, algo que debería ser completamente normal. Pero no solo en esta universidad, sino en todas, ya que la educación no debería hacerte sentir insegura y con miedo.

Y si la UJI, o cualquier universidad, sigue dando más importancia a su imagen pública que a la seguridad de sus alumnas y a la justicia, significa que ellos también son cómplices de la violencia.



Bibliografía;







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