lliria, 07/05/21
Fantasía Rock. Fuente: Pixabay
Una vuelta por el mundo mitológico griego siempre depara sorpresas y enseñanzas en forma de relatos fascinantes. Uno de ellos tiene a Atalanta como protagonista. Su historia es asombrosa porque, dentro de las limitaciones del universo femenino en la Hélade, estamos acostumbrados a ver excepciones como las diosas Atenea y Artemisa. Pero en cuanto a rebeldía se refiere, escasean las figuras femeninas mortales. Y Atalanta lo fue.
Su padre, el rey Yasos (Esqueneo según versiones), que gobernaba en Beocia o en Arcadia, la abandonó en el monte al nacer niña, pues el soberano ansiaba un varón. Pero la pequeña, amparada y amamantada por una osa, quizá enviada por Artemisa, logró salir adelante hasta que unos cazadores la adoptaron y le dieron su nombre, que significa “equidad” o “equilibrio”. Acostumbrada como estaba a la vida agreste, pronto desarrolló unas cualidades como cazadora y guerrera extraordinarias. Valiente y decidida, fue siempre dueña de su destino, hasta el punto de rechazar la vida que le esperaba a toda mujer griega: casarse y someterse a un esposo.
Desde bien joven encaró toda clase de desafíos. Se enfrentó y mató con sus flechas a los feroces centauros Reco e Hileo, que quisieron violarla. También tomó parte en la cacería del jabalí de Calidón, que asolaba la región desde que su rey, Eneas, olvidara las debidas ofrendas a la diosa de la caza. Fue el príncipe Meleagro, hijo del despistado rey, quién organizó la partida e incluyó a Atalanta, sin duda impresionado por ella. El resto de cazadores, entre los que se encontraban Jasón y Teseo, se negaron a admitirla, ya que consideraban que una mujer no era digna de participar en la batida. De poco valieron sus protestas, y la valiente Atalanta fue la primera en herir a la bestia. Meleagro remató al jabalí.
Antes de iniciar la cacería, se acordó que el trofeo para el vencedor fueran la cabeza y la piel del jabalí. Meleagro quiso ceder el premio a Atalanta, ya que aunque él había dado muerte al monstruo, ella había tenido el honor de ser la primera en herirlo. De nuevo hubo protestas. Y el conflicto terminó con la ofrenda del trofeo en el templo de la ciudad de Atalanta, pero también con la muerte de Meleagro a manos de sus parientes, quienes tomaban parte en la caza y no estaban dispuestos a admitir que una mujer cobrase la pieza.
Mujer de caza Noche. Fuente: Pixabay
Poco después, Atalanta quiso embarcar como argonauta al mando de Jasón, en busca del Vellocino de Oro. Según algunas versiones se une a la expedición. Otras la dejan en tierra. Jasón no quería que una mujer, por muy aguerrida que fuese, supusiera motivo de altercados entre la tripulación.
Con el tiempo, las hazañas de la heroína se dejan sentir por Grecia, y el rey Yasos reclama la vuelta de su hija. Como padre, desea para ella una vida hogareña, un marido y unos hijos. Pero Atalanta no está dispuesta a esto. Desde hacía mucho tiempo, había tomado la resolución de conservar su independencia, y de seguir con la caza y la lucha. Además, para reforzar su postura, se había consagrado a la diosa virgen Artemisa, entregada como ella a la vida agreste lejos de cualquier convencionalismo. No podía casarse. Distintas variantes del mito sostienen que un oráculo la previno de desposarse, ya que le ocurriría algún tipo de desgracia. Sin embargo, Yasos insiste tanto que Atalanta toma una resolución (pero con truco): sabiéndose invicta en toda prueba física, desafía a cualquiera que deseé casarse con ella a que la venza en una carrera. Si el pretendiente gana, tendrá su mano; si pierde, también perderá la vida.
Este panorama no desalienta a multitud de muchachos, quienes uno tras otro perecen al no poder derrotar a la guerrera. Sin embargo, hace su aparición un joven llamado Hipómenes. Éste pide ayuda a Afrodita, quien le entrega tres manzanas de oro, tan bellas que quien las contempla no puede apartar los ojos de ellas. La diosa le indica que en el momento de la carrera en el que Atalanta le vaya a adelantar, él deje caer una manzana. Así lo hace el joven: Atalanta no puede resistir el embeleso de las manzanas, y se entretiene para recogerlas, momento que Hipómenes aprovecha para tomar ventaja hasta la meta.
Atalanta, deslumbrada por la habilidad del joven, y sabiendo que tiene que cumplir con su parte del trato, accede a casarse con Hipómenes. Ambos coinciden en un estilo de vida libre, muy del gusto de Atalanta. Además se aman de forma vehemente. Tanto, que en un impulso sexual irrefrenable, cometen a los ojos de Cibeles (según otras fuentes, Zeus) la profanación de su templo. La versión más aceptada es que la diosa, ofendida, transforma a la pareja en dos leones condenados a evitar el uno la mirada del otro, mientras tiran del carro de Cibeles para toda la eternidad.
Parece una extraña maldición a simple vista, pero tiene su lógica. Los antiguos griegos creían que los leones no se apareaban entre sí, sino que se unían a leopardos. Esto quiere decir que el castigo de la diosa iría encaminado a la privación de relaciones sexuales para la pareja.
Así pues, a modo de inciso, cada vez que tengamos la ocasión de pasar frente a la famosa fuente madrileña, los leones que contemplaremos serán en realidad Atalanta e Hipómenes.
Fuente Cibeles Madrid. Fuente: Pixabay
Pero la ciudad de Madrid aún guarda más sorpresas. Hay quien afirma que Daoiz y Velarde, los famosos leones del Congreso de los Diputados, son también los atrevidos amantes. Hay algunos indicios: son de distinto tamaño, ambos evitan mirarse y uno de ellos carece de testículos. Otras voces sostienen que estas obras del escultor zaragozano Ponciano Ponzano son la personificación del Valor y la Fortaleza.
Reconduciendo el tema del mito, y para concluir, éste gozó de inmensa popularidad en su tiempo entre la sociedad griega. De mentalidad muy tradicional en cuanto al tipo de vida que debía llevar la mujer (no digamos ya si era casada), sí que pareció que las mujeres fuertes, decididas e independientes ejercían algún tipo de fascinación sobre el varón heleno. Temidas y al tiempo admiradas. Pero lejos de sus fronteras. Al parecer, restos arqueológicos por la zona del Mar Negro han mostrado algún tipo de sociedad en la cual la mujer se armaba y salía a luchar en caso de guerra: el pueblo escita. Este podría ser un buen tema para otro artículo.
Bibliografía:
- Amazonas, guerreras del Mundo Antiguo (Adrienne Mayor), Ed. Desperta Ferro, 2017
- Revista de Historia Atalanta, la leyenda de la invencible cazadora griega https://revistadehistoria.es/atalanta-la-leyenda-de-la-invencible-cazadora-griega/
- Blog La Mente es maravillosa: El Mito de Atalanta, la bella cazadora El mito de Atalanta, la bella cazadora - La Mente es Maravillosa
- Blog Red Historia Atalanta e Hipódemes, los leones del carro de Cibeles https://redhistoria.com/atalanta-e-hipomenes-los-leones-del-carro-de-cibeles/
- Diario El País ¿Y los huevos de Atalanta? ¿Y los huevos de Atalanta?
- Blog Los Viajes de Wircky Curiosidades de los leones del Congreso de los Diputados https://wircky.com/leones-congreso-diputados-curiosidades/
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