Marina Pérez, 06/04/21
Logo Ca saforaui. Fuente: Verkami
“¿Quieres café?” pregunta Ausiàs Galbis antes de la entrevista. Pasamos al interior de Ca Saforaui. Mientras se prepara observo el local repleto de cajas de alimentos, y noto un ambiente acogedor. El fundador de la asociación se acomoda y comienza la charla.
Desde hace años, la necesidad de acudir al comedor viene por el desempleo y la precariedad laboral. Con la Covid, la tasa de pobreza se ha multiplicado, y personas que nunca han venido a un banco de alimentos, ahora lo hacen a diario. Ausiàs asegura que la idea de abrir el comedor era “un proyecto que se guarda en el cajón”, pero con la situación que vivimos, es necesario crear este espacio de solidaridad vecinal y cubrir mínimamente dos comidas diarias, admite.
El entrevistado explica que no esperaban llegar al objetivo marcado para abrir el local. Cuenta que nunca pensó que alcanzarían los 6.000 euros: “el apoyo que ha dado la gente es enorme”. De hecho, los vecinos lo han recibido positivamente, o así lo expresaba: “es bonito ver cómo la pequeña aportación individual hace una gran colectiva”, asegura. Además, no sólo reparten alimentos, también realizan otras actividades solidarias, como clases particulares, cursos de idiomas para los mayores, excursiones, etc. Para ellos, los pilares más importantes son la educación, el ecologismo, las necesidades básicas, el ocio y la cultura.
Ca Saforaui es un centro social autogestionado, por lo que no trabajan con ninguna asociación para llevar a cabo el proyecto. No obstante, explica que sería buena idea “remar” con otras cooperativas por un beneficio común para crear nuevos proyectos con otras entidades. Asimismo, hablamos de futuro, de cómo esta crisis sanitaria marcará la situación de los comedores sociales. Según Ausiàs: “esta crisis irá acompañada de una social que marcará el futuro”. No obstante, mira con optimismo la situación y sostiene que el trabajo comunitario se puede lograr sin aporte económico.
En un ambiente íntimo, le preguntamos a Ausiàs si cree que ha de haber más solidaridad entre ciudadanos. Entre risas, comenta que hace falta conocer a la gente de nuestros barrios y apoyarnos mutuamente. “Para que la sociedad cambie es necesario hacerlo nosotros. Si no empezamos el cambio, nunca se verá reflejado”. Con esta reflexión final, se da por terminada la entrevista. Ambos nos relajamos y sonreímos bajo la mascarilla.