Laura Ferri. 27/03/21
Akelarre es una película argentino-española-francesa del 2020 dirigida por Pablo Agüero, director de películas como Madres de los Dioses (2015), Eva no duerme (2015) o A son of man (2018). El guión también fue escrito por el director, Pablo Agüero, en compañía de Katell Guillou.
La dirección de fotografía está a cargo de Javier Agirre Erauso, y es uno de los departamentos más fuertes del filme, al igual que la música, de Maite Arroitajauregi y Aránzazu Calleja. Por otra parte, junto a estos dos platos fuertes, está vestuario, de la mano de Nerea Torrijos.
Las productoras son varias debido a que tres países (España, Argentina y Francia) intervienen en esta producción, por lo que Sorgin Films, Tita Productions, Kowalski Films, Lamia Producciones y La Fidèle Production son las productoras encargadas de la película.
Los actores de la cinta son Amaia Aberasturi, nominada al premio Goya 2021 a mejor actriz protagonista, Àlex Brendemühl, Daniel Fanego, Jone Laspiur, Daniel Chamorro, Iñigo de la Iglesia, Yune Nogueiras, Elena Uriz, Asier Oruesagasti, Garazi Urkola, Irati Saez de Urabain y Lorea Ibarra.
Akelarre está situada en el País Vasco del año 1609, en plena caza de las brujas de Labort, en el País Vasco francés. Después fue bajando hacia los valles del norte de Navarra, lo que daría paso a la caza de las Brujas de Zugarramurdi. La película muestra que, en este año, los hombres de la zona se habían ido al mar, entonces la protagonista, Ana (Amaia), participa en una fiesta en el bosque con otras chicas de la aldea. El juez Rostegui, encomendado por el Rey para purificar la región, las hace arrestar y las acusa de brujería. Decide hacer lo necesario para que confiesen lo que saben sobre el akelarre, la ceremonia mágica durante la cual, supuestamente, el Diablo inicia a sus servidoras y se aparea con ellas.
La película es una masterpiece por muchas razones, en primer lugar por el guión, el cual tiene una parte de verdad, y es que no podemos olvidar que la caza de brujas llegó hasta tierras navarras, concretamente en Zugarramurdi, donde Pierre de Lancre, un jurista francés, mandó a quemar a 80 supuestas brujas en los valles del norte de Navarra, donde poco a poco se fue extendiendo esta cruel idea.
En segundo lugar, el vestuario, maquillaje, peluquería y efectos especiales, los cuales te atrapan y te llevan a esa época en 1609, ya sea por ese fantástico vestuario de época, o por el maquillaje de dejadez, de no tener los recursos que a día de hoy tenemos, e incluso de suciedad. Además, por otra parte, también destacan en este viaje por 1609 los maravillosos efectos especiales del fuego y la atmósfera evocadora de magia, misterio y brujería.
Centrándonos en las actuaciones, son todas increíbles, cada una de ellas te envuelve y te retiene hasta el final, con un ritmo enérgico en cada uno de sus cantos y esa representación del Sabbat en la que, especialmente Jone Laspiur (Maider) y Garazi Urkola (Katalin), te retan tanto con las miradas, como con los movimientos corporales impulsivos. De este modo te llegas a creer que estás viendo un Sabbat real, cuando realmente era una representación falsa de este para el juez.
Al inicio he resaltado la fotografía, y es que esta, de la mano de arte, es increíble, ya sea por los movimientos de cámara, como por los planos, colores y decorados que dan la sensación de brujería y mundo irreal.
Por último, remarcar las nominaciones de este filme a los premios Goya 2021: ganadora de efectos especiales (Mariano García); ganadora a diseño de vestuario (Nerea Torrijos); ganadora de dirección artística (Mikel Serrano); ganadora de música original (Aránzazu Calleja); ganadora de maquillaje y peluquería (Ricardo Molina y Beatushka); nominada a dirección de producción (Guadalupe Balaguer); nominada a actriz protagonista (Amaia Aberasturi); nominada a dirección de fotografía (Javier Agirre); nominada a sonido (Leandro de Loredo, Urko Garai, Frédérick Hamelin…). Así como también remarcar las nominaciones a demás festivales y premios que son muchos.
En resumen, Akelarre es una de las películas que conforman el nuevo panorama de cine español caracterizado por ser innovador, de influencias alternativas y europeas. El filme logra transmitir un mensaje con potencia a la vez que impactante, ya que esta cinta muestra, de una forma cruda, lo que no significa el feminismo, puesto que las protagonistas de la película no disponen de la libertad necesaria para poder ejercer el aclamado empoderamiento femenino. El juez (Álex Brendemhühl) las somete y obliga a hacer lo que él les dicta, para satisfacer así sus deseos bajo la violencia, tortura y abusos. Por todo ello, creo que se debe ver esta producción como una incitación al empoderamiento de la mujer que, en la cinta, no pudo ser.
BIBLIOGRAFÍA
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