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Todas somos Nevenka

Paula María, 03/04/21

Nevenka fue pionera del movimiento Mee Too en España, fue la primera vez que un político en nuestro país era denunciado y condenado por acoso sexual. Fue perseguida y acosada por Ismael Álvarez, alcalde del Partido Popular de Ponferrada en ese tiempo. Pues, en 1999, sumó a su equipo político a Nevenka, una mujer inteligente, joven y, lo que pareció ser más relevante, guapa.


El caso Nevenka trata de una mujer valiente que se atreve a enfrentarse a un hombre poderoso, su jefe, con tan solo 26 años. Denunció, porque, tal y como dice ella: “si no lo hubiese hecho, hubiese muerto”.


Ganó el juicio, cantó victoria en los tribunales. Pero perdió el juicio social. Tras declarar culpable a Álvarez, 3000 personas se manifestaron en el pueblo a favor de él y en contra de Nevenka. “A mí no me acosan si no me dejo”, decía una de las mujeres manifestantes. “Lo que le han hecho a este pobre hombre no tiene nombre”.


Sí. La culpabilizaron. Sí. La cuestionaron. El alcalde. Los compañeros y compañeras del partido. El fiscal del caso. El pueblo. Las mujeres. Los hombres.


Nevenka Fernández se vió sola, aterrorizada, culpabilizada, cuestionada, sexualizada, acosada. Y recurrió a Charo Velasco, su adversaria política en el ayuntamiento. Buscaba empatía, entendimiento. Logró lo más preciado que puede darle una mujer a otra en una situación como aquella: S O R O R I D A D.


Ella tuvo que irse de España para rehacer su vida. Él, a día de hoy, sigue en Ponferrada. Nunca tuvo que huir.


El caso de Nevenka Fernández, desgraciadamente, no cuenta nada nuevo. Visibiliza y tiene como objetivo ponerle palabras e imágenes a lo que muchas mujeres vivieron, viven y vivirán. Es un testimonio más, es un caso más. Porque es un problema global, general, estructural, social, político.


Es una realidad. Es nuestra realidad. Mía, de mis amigas, de mis hermanas, mis primas, mis tías, mi madre y mi abuela. De mi vecina y mi conocida.


Todas en algún momento hemos necesitado a una Nevenka que nos diga que debemos gritar, hablar, denunciar, que debemos luchar.


Todas en algún momento hemos sido Nevenka.


Bibliografía:

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