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La filosofía libera de la ignorancia

La nueva ley educativa impulsa el pensamiento crítico de la sociedad


Paula María y Marina Fugardo, 27/04/21


Imagen: Irene de Pablo


«Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella, no me salvo yo», afirmaba Ortega y Gasset. El pensamiento crítico proporciona al ser humano la capacidad de interpretar los acontecimientos de manera que pueda sobrevivir. La filosofía, que, etimológicamente, es el amor a la sabiduría, crea el contexto idóneo para aprender a pensar y, actualmente, vuelve a colocarse sobre la mesa con la puesta en vigor de la nueva ley de educación.


La LOMCE o ‘Ley Wert’ suprimió la obligatoriedad de esta asignatura en 2º de Bachillerato y 4º de la ESO (Ética), dejándola solamente en 1º de Bachiller. Actualmente, la LOMLOE o ‘Ley Celaá’ actualiza su currículum estableciéndola de nuevo en el segundo curso de Bachillerato y sustituyendo Ética por Valores Cívicos y Éticos en 4º. Esto último ha traído un debate por parte de la Red Española de Filosofía, que indica que el alumnado, de esta manera, no recibirá los mismos contenidos morales y éticos y, por tanto, no obtendrá el «pensamiento crítico» que debería. No obstante, la LOMLOE sí plantea, además de dicha asignatura de Valores Cívicos, contenidos transversales que tienen como objetivo lograr ese planteamiento filosófico.


Además, tradicionalmente, la ética se ha utilizado como alternativa a la religión, cosa a la que la comunidad filosófica siempre se ha opuesto. De hecho, la nueva ley opta por ofertar en los institutos la formación religiosa, pero de manera voluntaria, sin que cuente en la media, ni que obligue a cursar una alternativa en caso de no querer recibir dichos contenidos. Pues, los Valores Cívicos serán para todo el alumnado y, también, se plantea la posibilidad de añadir una asignatura de religión no confesional alternativa.


En cuanto a la importancia de dichos contenidos, de acuerdo a lo que expone Cristina De la Cuadra, psicóloga general sanitaria en el Centro Terapiados: «La filosofía nos ayuda a pensar de otras maneras posibles y dejar de darla impediría la evolución del ser humano». Además, el sistema educativo tradicional propone la memorización como método de aprendizaje, pero, como explica la psicóloga, «es necesario poder asombrarse, tener curiosidad y mirar lo que hay para pensarlo de otra manera; más allá de la memorización de contenidos».


Yendo más allá de la obligatoriedad, según expresan las fuentes, la manera de dar estos conocimientos por parte de la docencia es crucial para determinar su importancia. Es decir, el alumnado no solo debe conocer y saber analizar el pensamiento de estos filósofos, sino también ser capaz de analizar y extraer esas conclusiones en su vida cotidiana. «Si al final la filosofía consiste en aprenderse una serie de cosas de memoria para soltarlo en un examen, no debería de ser obligatoria», explica César Rus, profesor de filosofía y Coordinador de Igualdad y Convivencia del IES Baleares.


La transversalidad es uno de los conceptos más nombrados a lo largo de las entrevistas realizadas. Encarna Cuenca, presidenta del Consejo Escolar del Estado, incide en la «necesidad» de que la filosofía forme parte de la «formación integral de cada persona», pero no que sea necesariamente una asignatura aparte. La presidenta insiste en la importancia de mezclar los conocimientos de las diferentes asignaturas y utilizar nuevos lenguajes, como el audiovisual.


«La nueva ley abre el camino para hacer metodologías diferentes, y esto ya provoca un debate, te cuestionas cómo se deberían hacer las cosas. Eso ya es filosofía», explica Cuenca. Asimismo, la LOMLOE propone una forma de trabajar por ámbitos, mezclando las diferentes asignaturas y optando por un aprendizaje más colaborativo, tanto por parte de los docentes como de los estudiantes. Además, plantea la definición de contenidos a partir de lo que el alumnado debe saber hacer al terminar la enseñanza, no de lo que el profesorado debe dar semanal o mensualmente.


Al final, la filosofía es la encargada de problematizar todo aquello que rodea al ser humano. Según la directora general de la UNESCO, Irina Bokova: «El cuestionamiento filosófico se aprende y se perfecciona desde la infancia como una clave esencial para estimular el debate público y defender el humanismo».

Como ratifica el filósofo José Antonio Marina: «Para ser libres hay que liberarse de la ignorancia», y, hoy en día, surge la necesidad de verificar, contrastar y cuestionarse la aparente realidad, sobre todo por el desarrollo de las redes sociales que, entre otras cosas, ha traído consigo los fake news y bulos.


Siguiendo la misma línea, Rus defiende que, «a pesar de estar siempre al borde de ser eliminada», la filosofía es necesaria para entender los debates contemporáneos: «el relato del feminismo, la teoría Queer, incluso ciertos debates de la crisis climática provienen de la filosofía». Y, ya no solo para entender los diferentes movimientos sociales y políticos actuales, sino también para plantearse la creación del universo, la existencia de Dios o el funcionamiento racional del ser humano.


Además, cada una de las ciencias está basada en el razonamiento crítico y la resolución de problemas; las matemáticas son un ejemplo de ello. Tal y como explica la psicóloga Cristina De La Cuadra, «hasta los 12 años se tiene un pensamiento concreto y, a partir de ahí, es necesario fomentar ese planteamiento crítico para aproximarse a cada una de las ciencias, para la novedad, la curiosidad, lograr abrir la mente».


Recalca Encarna Cuenca que el saber, actualmente, es «inabarcable», por la cantidad de información que podemos encontrar, sobre todo en Internet. Por esto, la educación debe basarse en «enseñar al alumnado a buscar información y hacerla propia, elaborar un pensamiento o incluso hacer una película, escribir un artículo… cualquier cosa que quiera hacer».


Por tanto, es imprescindible proporcionar las herramientas correctas para que el alumnado tenga la libertad de realizar lo que quiera. La libertad es tener la capacidad de elegir lo que se desea; para elegir, es necesario conocer; para conocer, pensar; y, para pensar, se necesita la filosofía. La filosofía entendida como la facultad del ser humano de fomentar el pensamiento crítico y, a su vez, el cuestionamiento filosófico de su alrededor. La política, la psicología y la educación están de acuerdo: la filosofía es necesaria para el progreso de la humanidad.


Bibliografía

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