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La polémica de Pornhub: la plataforma que monetiza violaciones

Paula María, 26/12/20

La plataforma pornográfica Pornhub eliminó unos 10 millones de vídeos, es decir, más de la mitad de su contenido debido a una operación que tratará de evitar la difusión de vídeos ilegales. Para ello, se exigirá verificación a los usuarios que publiquen en la web.


Esto sucedió a partir de un artículo de opinión del periodista Nicholas Kristof en The New York Times, en el que se habla de casos de maltrato, violaciones y explotación sexual en vídeos de la plataforma.


En este artículo, el periodista da voz a la realidad de las niñas y niños víctimas de explotación en Pornhub: es el décimo sitio más visitado del mundo, tiene 3,5 millones de visitas al mes (más que Netflix, Yahoo o Amazon) y, lo más relevante y a lo que menos se le da importancia: está repleto de violaciones. «Monetiza violaciones de niños, pornografía de venganza, vídeos de cámaras espía de mujeres duchándose, contenido racista y misógino, e imágenes de mujeres asfixiadas en bolsas de plástico. La búsqueda de “niñas menores de 18 años o “14 años” conduce en cada caso a más de 100.000 vídeos». El periodista cuenta que, mientras escribía el artículo, se publicaron dos vídeos nuevos de niñas prepúberes agredidas, junto con un vídeo sexual de una niña de 15 años que se suicidó tras su subida.


Entre otros casos, cuenta el de Serena K. Fleites: una niña de 14 años estudiante que se enamoró de un chico. Este chico, un año mayor que ella, le pidió un vídeo suyo desnuda. Este vídeo acabó en la plataforma pornográfica. Empezaron las amenazas, coacciones, burlas, discusiones con su madre… y Fleites comenzó a autolesionarse; más tarde se volvió adicta a las drogas.


A los 16 años empezó a vender fotos y vídeos desnuda, una forma fácil de ganar dinero: «ya no valgo para nada porque todos ya han visto mi cuerpo». Estos vídeos también terminaron en Pornhub. Un vídeo de ella desnuda con 14 años tuvo 400.00 visitas.


Actualmente, con 19 años, vive en su automóvil con sus tres perros. «Se puede cambiar una vida entera con un pequeño error», afirma ella.


Pornhub es propiedad de Miindgeek, un conglomerado pornográfico con más de 100 páginas web, productoras y marcas (Redtube, Youporn, XTube, SpankWire, ExtremeTube, etc.). Esta plataforma es como Youtube: permite a los miembros del público publicar vídeos, es complicado controlar quién publica. Además, Pornhub permite descargar los vídeos, por lo que, aunque se borren, estos ya han podido ser descargados y compartidos en diferentes plataformas. «El problema no es la pornografía, sino la violación. Aceptemos que promover agresiones a niños o cualquier persona sin su consentimiento es inconcebible», dice Kristof.


Tras este artículo, Pornhub anunció cambios en el funcionamiento de su página web, como hemos dicho, exigiendo la verificación de los usuarios. Además, no permitirá la descarga de vídeos y se analizarán aquellos que violen sus condiciones de uso: ¿Será esto suficiente?


Una vez expuesto el caso: más de la mitad de los adolescentes cree que la pornografía da ideas para sus propias experioencias sexuales, según el informe (Des)información sexual: pornografía y adolescencia de la ONG Save the Children a partir de una encuesta realizada a 1.753 jóvenes.


De los datos que se extraen destacamos que un 87,5% de los chicos entrevistados admite haber visto pornografía alguna vez, frente al 38,9% de las chicas. Esto nos da que pensar, primeramente, en si estos resultados son fiables, ya que perfectamente las chicas podrían haber dicho que no por vergüenza y presión social: no olvidemos que la sexualidad femenina, aunque cada menos, sigue resultando un tabú. Seguidamente, si concebimos estos porcentajes como reales, ¿a qué se debe esta diferencia? Tal vez, las mujeres no se vean tan representadas en el porno como los hombres. Entonces, ¿los vídeos van dirigidos a algún público específico? Destacamos que muchas mujeres heterosexuales consumen el porno lésbico por sentirse más representadas en este tipo de contenido.


El 30% de los adolescentes reconoce que la pornografía es su principal fuente de aprendizaje y un 53,4% admite que vio este tipo de contenido por primera vez entre los 6 y los 12 años. Lo vemos: fácil acceso, también incrementado por el uso de Internet y de los móviles en los adolescentes y no tan adolescentes.


Tal y como expresa el informe y, a partir de una reflexión personal, vemos que el fácil acceso a estas plataformas desde una edad tan temprana influye en el concepto de sexo en las personas. Un niño que empiece a ver pornografía con 10 años, concebirá el porno como realidad, ese es el problema. Cuando no se es suficientemente maduro psicológicamente, no se es capaz de distinguir entre lo que es ficción y lo que no.


Esto tiene graves consecuencias como adoptar conductas y comportamientos que favorecen, entre otras cosas, a la falta de consentimiento y a la violencia de género, por pensar “que eso es lo que les gusta”. Según la sexóloga Núria Jorba, visionar porno sin una educación sexual previa en casa y en las aulas impide a los jóvenes saber distinguir entre la ficción de la pornografía y la realidad del sexo y, con ello, ser críticos con el contenido. Según Jorba, la mujer en el porno convencional se muestra sumisa y pasiva que actúa plenamente para satisfacer al hombre. Y, personalmente, añado que, en la mayoría de vídeos, se muestra al hombre como un “depredador sexual” sin capacidad de contención y respeto.


También es importante recalcar que en estos vídeos no se utiliza preservativo y para nada se promueve la protección frente a enfermedades de transmisión sexual y/o embarazos indeseados. Además, se ven gestos y actos que, si no se ha recibido previamente una educación sexual correcta, pueden ser entendidos como sexo real: coger del cuello, pegar, agarrar del pelo, apretar los pechos, arañar, escupir, eyacular sin permiso y en cualquier parte del cuerpo… cosas que, aunque parezca obvio, mucha gente no sabe que es ficción, y menos un niño de 10 años.


Es interesante hablar del tipo de contenido. Antes hemos planteado la pregunta: ¿para quién va dirigido la mayor parte del contenido pornográfico? Podríamos definir todas estas plataformas en una palabra: penetración. El contenido es plenamente falocéntrico, heteronormativo y machista. Penetración la mayor parte del vídeo, sexo oral masculino y eyaculación masculina: el vídeo termina cuando él termina. ¿Clítoris? ¿Qué es eso? De hecho, incluso el contenido lésbico muchas veces parece estar hecho para ser visto por hombres heterosexuales. Se cosifica a la mujer, hay violencia, se las trata como muñecas que coger y dejar… y bueno, si nos fijamos en los títulos de los vídeos, se dice todo.


La periodista y divulgadora sexual Noemi Casquet también opina sobre ello: «la pornografía convencional solo representa un tipo de placer, pero faltan muchas otras representaciones. No se trata de romper con el modelo del porno, sino con un modelo social en todos los ámbitos, incluido en el de la pornografía que defiende una única representación de los cuerpos, porque en la sociedad hay diversidad de cuerpos, fantasías y placeres». Es decir, el porno convencional enseña lo normativo: chica sumisa y pasiva ante chico activo, penetración, sexo oral y eyaculación. De hecho, muchos vídeos se graban desde la perspectiva de él, o sea, la cámara graba de forma que solo se la ve a ella y, de manera que, quien lo ve, tiene la perspectiva de que la penetra a ella.


Si no hay educación sexual, estos contenidos hacen confundir la realidad de forma que se dan por hecho cosas, pero también de manera que no se plantean otras que podrían ser posibles. Por ejemplo, el sexo anal masculino. Es posible ser hombre heterosexual y que te guste el sexo anal; igual que se puede ser mujer heterosexual y que no guste el sexo vaginal; o ser gay y que no te guste la penetración; o ser lesbiana y que sí que te guste. Todas estas posibilidades, entre otras, se ven muy ocultas en el mundo del porno y esto ayuda a seguir creando mitos y realidades muy seccionadas.


Para ir finalizando, mencionamos a Amarna Miller, exactriz porno y feminista. Esta mujer nos expresa que el porno no pretende educar, que lo más importante es tener en cuenta que es ficción. «Todo está pensado, está guionizado y es actuado, hemos de saber diferenciarlo de la realidad y no debemos imitar absolutamente nada, como una película convencional de otro género».


Expone que el porno mainstream es machista, aunque es posible poco a poco ver cambios y propuestas menos sexistas. Además, habla de «autoliberación». Ella ve el porno como una forma de liberación, experimentación y decisión propia: cada una usa su cuerpo como quiere. Esto tiene hilo con el famoso debate de la prostitución: ¿es una decisión plenamente libre? Y, aunque se elija así, ¿no hay factores que favorecen la autocosificación? Son temas difíciles de tratar.


Esto contrasta con diversos testimonios como el de Mia Khalifa, exactriz porno que nació en Líbano. Esta chica se introdujo a los 20 años en el mundo del porno como «un mundo de modelaje ». En la entrevista realizada por la BBC en Hardtalk habla de que fue una máquina de dinero para la empresa.


Ella decidió retirarse de esta industria, pero asegura que ha perdido la privacidad: «la gente puede ver a través de mi ropa. Esas imágenes no puedes borrarlas, no tienes derecho aunque sean tuyas». Expresa que los contratos se firman cuando eres muy joven y, es posible, que no entiendas lo que firmas y se aprovechen de ti.


Es destacable lo que le dice al presentador cuando este le pregunta por su famoso vídeo porno llevando el pañuelo islámico (hijab): «les dije que me iban a hacer matarme y se rieron ».«¿Por qué no te negaste a grabarlo?», le pregunta; «Estaba intimidada y no pude decir que no. Estaba nerviosa». Mia Khalifa recibió amenazas por parte de ISIS con decapitarla.


Para concluir, propongo la reflexión a partir de todos los datos expuestos. No se trata de prohibir el contenido pornográfico en su totalidad, pero sí de verificar a los usuarios, controlar los vídeos y su contenido, evitar y borrar aquellos que denigren o aludan a la violencia contra la mujer o explotación, además de limitar de alguna forma acceso a estas plataformas por parte de menores. También fomentar la visibilización de un porno más diverso y erradicar la misoginia y cisheteronormatividad que se ve. Pero sobre todo, se trata de la educación sexual en casa y en los colegios. Si los niños y niñas reciben una educación donde se les enseña que eso es ficción, cuando de mayores lo vean, sabrán que es ficción, como en el resto de películas de otros géneros. Aquí entra en juego la educación general. Vivimos en una sociedad patriarcal que romantiza dichos actos. La educación es la clave, y para ello se necesita el apoyo legal y político.


Bibliografía

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1 Comment


mar.ga.hl.72
Dec 27, 2020

Me ha encantado el artículo y me deja de piedra saber que existe esta plataforma y que jamás se haya hecho nada. Indignante

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