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Los Pueblos del Mar y su impacto en la historia

lliria, 26/03/21


El Bronce Final fue un período convulso para toda la zona oriental del Mediterráneo. En torno al siglo XIII a.C. se produjo el colapso y la caída de civilizaciones hasta entonces de gran influencia. Micenas y el Imperio Hitita desaparecieron. El Antiguo Egipto sobrevivió, aunque no volvería a conocer el esplendor de antaño. Las fuentes antiguas apuntan a terremotos y epidemias como desencadenantes; incluso desastres naturales como un cambio climático que causó prolongadas sequías y hambrunas. La inestabilidad política dentro de los imperios sería el fatídico marco. Y todas las hipótesis coinciden en los Pueblos del Mar como los actores de este desastre. Veamos quiénes eran.


Los especialistas difieren en algunos pormenores (las fuentes escritas no son muy abundantes y las excavaciones arqueológicas tampoco arrojan demasiada luz), pero podemos decir que una serie de pueblos muy distintos entre sí abandonaron sus lugares de origen y se desplazaron en sucesivas oleadas, sobre todo hacia el sur y hacia el este del Mediterráneo. Posiblemente los dorios, desde la zona balcánica, se vieron empujados por otras tribus más al norte, y la presión que ejercieron sobre los griegos micénicos acabó por desestabilizar a estos últimos y a sus ciudades. Como en un efecto de "bola de nieve", la amalgama de refugiados fue aumentando y moviéndose. Forzados a hacerse a la mar, arribaron a una Creta Minoica que tampoco pasaba por sus mejores momentos (sobre este siglo XIII a.C. puede que sufriera algún seísmo que afectó a sus palacios y a su economía, según algunas teorías). Estos Pueblos del Mar llegaron hasta Alashiya (la actual Chipre) y las costas de Anatolia. Pero no se detuvieron ahí.


Hacia el 1250 a.C. el Imperio Hitita, en lo que hoy es parte de Turquía, tuvo que prescindir de su suministro de cobre de Anatolia. Debemos tener en cuenta que en esta época dicho mineral es de suma importancia para la fabricación de armas. La pérdida de las minas (puede que por conflictos con los aqueos) empujó a los hititas a buscar nuevos yacimientos en Alashiya, no sin antes bloquear las rutas marítimas de la zona. Esta decisión afectó a las poblaciones micénicas, cuyo medio de subsistencia residía en el comercio por mar. La respuesta no se hizo esperar, y una sucesión de ataques asoló las costas de Anatolia, donde se hallaba Troya. De forma un tanto fabulada (aunque magistral), Homero narra en el siglo VIII a.C. a través de su obra La Iliada la caída de esta ciudad, hecho que las fuentes arqueológicas sitúan en torno a los años 1193 y 1184 antes de nuestra Era.

Der Triumph des Achilles (1892-94). Fresco de Franz Matchs. Fuente: Pixabay

El Imperio Hitita se vio en nuevos apuros cuando cayeron sus dos territorios periféricos: Alashiya y Ugarit, este último en el litoral sirio. Existen restos de una correspondencia entre ambos reinos avisándose del peligro y pidiendo una ayuda que nunca llegó, ya que sus ejércitos terrestres y navales se hallaban defendiendo diferentes puntos atacados por otros Pueblos del Mar. Conocidas como las "Cartas de Ugarit", estas tablillas son testigos de la brutalidad de los asaltos, pues algunas de ellas fueron halladas en el horno aún sin acabar de cocer. Desprovisto de su fuente de cobre y teniendo tantos frentes abiertos a la vez, el Imperio Hitita acabó cayendo. Y los Pueblos del Mar siguieron su avance.


Tres faraones egipcios se vieron obligados a lidiar con este conglomerado de tribus: Ramsés II (1279 – 1213 a.C.), Merenptah (1213 – 1203 a.C.) y sobre todo Ramsés III (1184 – 1153 a.C.). El primero de ellos derrotó en 1278 a.C. a una coalición de sherden, lukka y shekelesh (luego veremos los diferentes pueblos o tribus y su posible procedencia). Parte de los vencidos en el combate marítimo se incorporarían a la guardia personal del faraón e incluso se instalarían en el país como colonos, muestra de los buenos servicios que prestaron al monarca. Una estela en Tanis y otra en Asuán reflejan la huella que dejó esta coalición de pueblos.


Pero será el faraón Ramsés III quien tenga mayor protagonismo en el desenlace de la aventura de los Pueblos del Mar. Durante su octavo año de reinado, hacia 1186 a.C., tuvo que enfrentarse a una coalición de weshesh, lukka, teresh, shekelesh, sherden y tribus libias que preparaban la invasión de Egipto. Ramsés III contaba con una buena red de informadores y pudo preparar la defensa con antelación. Aunque para ello tuvo que reunir todos sus efectivos y dejar de lado sus posesiones en Asia Menor, que ya nunca recuperaría. Los egipcios no contaban con la superioridad naval de los Pueblos del Mar, así que Ramsés III preparó una estrategia para cuando los atacantes llegaran. Con la ventaja de conocer bien el terreno, ordenó bloquear los canales de la desembocadura del Nilo con naves hundidas, creando un cuello de botella para que los barcos enemigos vieran bloqueado su acceso. Desde diferentes puntos, arqueros egipcios aniquilaron la flota enemiga. Este choque final es Batalla del Delta del Nilo, a juicio de los historiadores la primera batalla naval documentada en la historia. El faraón ordenó dejar constancia de estos hechos en las inscripciones de su templo funerario, en Medinet Habu. Un ejercicio de propaganda que afirmaba haber acabado con ellos, aunque veremos que en la práctica fue una afirmación exagerada. Egipto fue la única potencia que pudo hacerles frente, pero a costa de su poderío, que nunca volvería a recuperar.

Columnas del Templo de Medinet Habu, Luxor, Egipto. Fuente: Pixabay.

A lo largo del artículo hemos mencionado diferentes Pueblos del Mar. En muchos casos se ha especulado sobre su origen, a día de hoy todavía objeto de debate. Los más conocidos fueron los shardana (o sherden, relacionados por su nombre con Cerdeña), los lukka (posiblemente licios de Asia Menor), los ekwesh (o akawasha, que podrían ser aqueos o bien hititas de Asia Menor), teresh (o tursha, posiblemente tirrenos o etruscos de la península Itálica. Otras hipótesis más aventuradas los sitúan en nuestra Tartessos), los shekelesh (por denominación asociados con Sicilia), los peleset (o filisteos que ocuparán más tarde la zona de Palestina. Se cree que son originarios de Creta, aunque también se les supone procedentes de Siria o de alguna isla de Asia Menor), los tjeker (o thekel, también de Asia Menor, concretamente Anatolia o para ser más exactos de la propia Troya), los denyen (otro pueblo anatolio) y finalmente los weshesh, quienes podrían estar relacionados con Troya (Wilusa, en hitita).


¿Y qué sucedió con ellos? Muchos encontraron el asentamiento que buscaban. Como hemos visto, en ocasiones dieron nombre a sus nuevos hogares, o al menos esa es una de las hipótesis que se barajan: Cerdeña, Sicilia, Palestina… la mayoría de ellos quedaron incluidos en el ámbito del Mediterráneo Oriental, donde originaron nuevas culturas o permitieron que otras florecieran, como los arameos, los fenicios e incluso el pueblo de Israel. Diferentes teorías Positivistas defendieron durante muchos años la idea de que las culturas atacadas por los Pueblos del Mar desaparecieron y fueron sustituidas por los recién llegados, aunque hoy en día es más aceptado pensar que no sólo pervivieron, sino que en algunos casos, como el de Grecia, vivieron un impulso y una etapa de florecimiento.


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